La incertidumbre política que vive nuestro país,
ha tenido y tiene impacto en nuestra economía y en nuestro mercado de trabajo.
Aunque crecemos, tanto el crecimiento de la economía como el de empleo se
desaceleran de forma constante durante este año. Los autónomos, por su
relevancia dentro del tejido empresaria, son un termómetro de la evolución del
empleo y de la economía, pues son los primeros en sentir el retroceso del
consumo interno determinante en la evolución de la economía.
Y los datos de autónomos no son buenos, los
autónomos crecen 6 veces menos que lo hacían en 2018, y no parece que vayan a
mejorar estos datos antes de finalizar el año, lo cual también augura un 2019,
y posiblemente un 2020, complejos para el empleo y para la economía.
Es evidente que, en este contexto interno, la
incertidumbre política y la paralasis del Ejecutivo y el Parlamento para actuar,
no son el mejor escenario para afrontar un entorno económico global que apunta
a una desaceleración más aguda de la que estamos viviendo en nuestro país, y al
que acechan graves amenazas para la economía como la posibilidad de un Brexit
duro, la guerra comercial entre USA y China, y los problemas en Oriente Medio.
Pero además, este entorno hace muy difícil
implementar los programas electorales con los que muchos partidos se
presentaron a las elecciones en abril de este año. Estamos en otro partido, en
otra situación, donde hay q controlar más el gasto público y el déficit.
Ingresamos en impuestos más que en 2007 pero en
2018, gastamos más, como si no hubiéramos aprendido nada de la dura crisis.
Necesitamos una reforma tributaria adaptada a la nueva economía y aprovechar
las oportunidades que ofrece la trazabilidad digital para ahondar en
deducciones y rebajar la presión fiscal sobre los autónomos.
Hay muchas reformas estructurales que afrontar: la Reforma del Sistema de
Pensiones, que lo haga sostenible, adaptándolo a la nueva realidad socio
laboral en pro de una protección social universal independiente a la figura
laboral, al cambio del propio concepto de trabajo, su fragmentación y la
desmaterialización de un trabajo que ya no conoce de los tiempos y lugares del
trabajo tradicional.
Reforma del Estatuto de los Trabajadores: La legislación laboral debe ser cada vez más flexible y, respetando los derechos laborales, adaptarse a la nueva realidad económica y a las nuevas realidades organizativas del trabajo. Pensar que estamos en la sociedad del siglo XXI y no en el entorno del siglo XIX y entender la flexibilidad como algo que hoy también requerimos los ciudadanos.
La formación es un pilar básico para mejorar la competitividad de nuestra economía, de nuestros trabajadores y de nuestras empresas. No sirve de nada formar a los empleados sin que los empleadores lo estén. Hay q impulsar la formación en cada momento de nuestra vida, la educación, la académica, la profesional y la continua. Y dejar atrás los tópicos, no hay trabajo indigno siempre y cuando uno lo haya elegido en función de sus habilidades, circunstancias y preferencias.
La digitalización, no podemos perder el tren del impulso digital, y la transformación digital debe ser una prioridad, pero debemos asegurar los mecanismos y los recursos para acompañar sin incitar al miedo a todos hacia ella, sin dejar a nadie atrás. Los grandes agentes digitalizadores son sin duda la Administración, las entidades financieras y los propios clientes de los autónomos, sólo con ellos encontraremos soluciones reales para ellos. Gran parte de la prosperidad de los países depende ya de hacer los deberes en esta materia.
La Reforma de la Administración que debe estar al servicio del autónomo
y el ciudadano y no al contrario, que elimine trabas y optimice mejor los
recursos públicos sin discriminar a nadie y que adopte una posición de aliado y
no de enemigo de la actividad económica, y en concreto del autónomo, al que
siempre parece concebir como presunto defraudador y no como motores de la
economía y el empleo en España.
La Reforma energética, que abarate costes para las empresas y que se adapte a nuestro entorno que cada vez debe ser más sostenible.
Combatir la morosidad, sobre todo la morosidad pública, como vértice de la cadena que arrastra a todos a sufrir los retrasos en el cobro de facturas y que sigue siendo un lastre para pymes y autónomos.
Fomentar la reindustrialización pero
desde otras bases, las de la descarbonización, las que entienden el residuo
como materia prima y esas en las que la productividad prima sobre el tamaño y
la robotización se revierte como beneficio en el trabajador. Dicho recorrido es
parte fundamental de un modelo productivo que genera más y mejores empleos y
que crea entornos más competitivos, siempre y cuando se entienda que la
industria debe evolucionar.
La España Vaciada: Es urgente Trabajar contra la despoblación. Para ello, y dada la posibilidad de trabajo en remoto, debería descentralizarse geográficamente el trabajo y fomentar el emprendimiento, especialmente el femenino, y la innovación precisamente en los espacios rurales para fijar población. Para ello, hay que acabar con los desequilibrios de infraestructuras y servicios que acentúan esta despoblación y establecer condiciones especialmente ventajosas para repoblar y dotar de actividad económica estos espacios.
Pero todos esos desafías no podrán y no han sido
tratados debido a la situación política actual-
Para afrontar dichas reformas estructurales se
necesita un Gobierno estable, se necesita moderación y dotar de seguridad
jurídica a nuestro entorno para que la actividad de autónomos, se desarrolle en un contexto de certidumbre
normativa y económica. No podemos seguir con unos presupuestos prorrogados de por
vida, ni que la incertidumbre generalizada venga a sumarse a la incertidumbre
natural del devenir de millones de autónomos y de las vidas laborales que de
ellos dependen.
Es por todo ello, que presentamos estas 40 medidas concretas, aunque como hemos dicho siempre, se necesitarían muchas hojas del BOE para solucionar los problemas de los autónomos, Ahora bien y ha quedado demostrado que cuando se legisla a favor y con los autónomos y les va bien, a España le va aún mejor.